¿QUÉ ES LA ASTROLOGÍA PSICOLÓGICA?

La astrología que trabajamos en Cosmograma integra las disciplinas que más nos han apasionado y nutrido como la filosofía advaita, la psicología junguiana, la sociología, la antropología, las ciencias económicas, la programación, las matemáticas y la física moderna con las enseñanzas de los grandes astrólogos humanistas: Dane Rudhyar, Eugenio Carutti, Liz Greene, Richard Idemon, Howard Sasportas, Eloy Ricardo Dumón, Michel Gauquelin.

ORÍGENES DE LA ASTROLOGÍA

Existe mucha literatura que explica y especula sobre sus múltiples orígenes geográficos y temporales. Lo cierto es que la astrología ha existido desde que la humanidad tiene uso de razón y que nos encontramos con ella en todas las grandes civilizaciones: egipcia, sumeria, persa, maya, china, india, griega...

Por citar sólo un par de hechos destacados, en la astrología india se hace referencia a constelaciones de estrellas que no se pueden ver en el cielo desde hace 95.000 años y que ahora, al reproducirlas con ordenadores, nos revelan lo antigua que es la mirada del hombre hacia el cosmos.

No menos sorprendente, aunque desconocido por la mayoría, es el hallazgo que el National Geographic bautizó como el primer ordenador analógico del mundo. Se trata de un objeto que tiene más de dos mil años de antigüedad y que se encontró hace cien años bajo las aguas de la isla de Antikythera, en Grecia. El mecanismo descubierto en un barco mercante sumergido permitía conocer la posición exacta de los siete planetas tradicionales —Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno— accionando una manivela a tiempo real que mostraba el movimiento de todos ellos. Tan compleja tecnología aportaba mucha más información de la necesaria para simplemente navegar por el Mediterráneo.

Descubrimientos como éste nos muestran que el progreso de la humanidad no ha sido lineal y creciente, puesto que tuvieron que pasar dieciséis siglos para construirse los primeros relojes que eran mucho más sencillos que los ochenta engranajes del aparato hallado en la antigua Grecia. Además, los propios astrólogos, para poder ver cómo estaba el cielo y calcular una carta natal, necesitaron, hasta la reciente invención de los ordenadores, varias horas para poder dibujar la posición de los planetas en un solo instante del cielo sin la posibilidad de ir viendo su movimiento a tiempo real, como sí lo permitía el artilugio de Antikythera.

LA ASTROLOGÍA OCCIDENTAL

Hasta que en 1666 el ministro francés Jean-Baptiste Colbert prohibiera la astrología, la astronomía no existió por sí misma, sino como una parte técnica sin nombre propio y subordinada a la astrología. Por ello, la mayor parte de los inventos y de los hallazgos astronómicos y matemáticos fueron hechos por y para la astrología. Es más, Galileo Galilei antes de ser perseguido por sostener que la Tierra orbitaba alrededor del Sol, lo fue por ser astrólogo, como también lo fueron Nicolás Copérnico y Johannes Kepler, todos ellos padres de lo que posteriormente se ha llamado la astronomía moderna. Por ello, Carl Sagan dijo: «Kepler se yergue en una cúspide de la historia; el último astrólogo científico fue el primer astrofísico».

Posteriormente, Isaac Newton, padre de la física moderna, mostró abiertamente su interés por el estudio astrológico. De hecho, el noventa por ciento de su literatura habla de fenómenos que la ciencia actual todavía no puede explicar, puesto que además de astrólogo también era alquimista. Cabe recordar —por ser una muestra del desconocimiento y de los prejuicios que se esconden detrás de las críticas que recibe la astrología— una discusión que él mismo mantuvo con Edmund Halley, un astrónomo muy conocido por sus estudios sobre cometas. En cierta ocasión criticaba despectivamente a la astrología, y Newton zanjó la discusión diciendo: «yo he estudiado esa cuestión, Mr. Halley, y usted no».

Ya a inicios del siglo XX, uno de los psiquiatras y psicólogos más reconocidos, Carl Jung, usó la astrología con sus pacientes en consulta. En una carta al profesor B.V. Raman del 6 de septiembre de 1947, le decía textualmente:

Como soy psicólogo, me interesa principalmente la particular luz que arroja el horóscopo sobre ciertas complicaciones del carácter. En casos de diagnóstico psicológico difícil, habitualmente me procuro un horóscopo para contar con otro punto de vista desde un ángulo enteramente diferente. Debo decir que muy a menudo descubrí que los datos astrológicos aclaran ciertos puntos que, de otro modo, yo no habría podido entender.

Tal como él mismo vaticinó, la astrología ya ha vuelto a la universidad puesto que hemos estado presentes durante ocho años en el Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo, el más demandado de toda la Universidad de Barcelona.

Otros personajes históricos que estudiaron y practicaron la astrología fueron: Confucio, Platón, Pitágoras Aristóteles, Cicerón, Virgilio, Dante Alighieri, Paracelso, William Shakespeare, Baruch Spinoza, Gottfried Leibnitz, Francis Bacon, Lord Byron, Napoleón Bonaparte, Johann Wolfang von Goethe y el padre de la medicina, Hipócrates.

Así como hay una selección natural de especies, también la hay de ideas. Si la astrología ha llegado hasta nuestros días es porque tiene algo más que ofrecer que una sencilla respuesta al anhelo humano de querer conocer el futuro. De hecho, el verdadero valor de la astrología, hoy en día, poco tiene que ver con las predicciones.

Si en el pasado se pudieron anticipar eventos futuros, fue por dos motivos: por un lado, porque se estaba tratando de anticipar fenómenos de la naturaleza relativamente sencillos por cíclicos y repetitivos. Por otro, porque, aun tratando de adivinar el resultado de hechos concretos como el desenlace de una guerra, se vivía en un mundo tremendamente menos complejo que el actual. Todas las afirmaciones de la astrología tradicional que pueden parecernos ahora demasiado sencillas o fatalistas podían tomarse mucho más al pie de la letra. En la Edad Media, con los hábitos de higiene y de salud que había, literalmente alguien podía morir en un tránsito planetario complicado asociado a una peste. Hoy en día, las afirmaciones astrológicas tienen que ampliar sus significados y un tránsito complejo se puede manifestar en una muerte psicológica, un punto de inflexión a partir del que ya nada vuelve a ser igual en nuestra vida.

En las dos últimas décadas, la globalización, la densidad demográfica y los avances en las telecomunicaciones han provocado un aumento tan grande en la cantidad de estímulos e interacciones diarias que la percepción de la velocidad del tiempo se ha acelerado muchísimo. Como la cantidad de sucesos por unidad temporal se ha multiplicado exponencialmente, predecir el resultado de eventos futuros en este contexto se torna prácticamente imposible. Otra cosa distinta es que sí que se pueden hacer predicciones acerca de qué nos va a suceder en el plano psicológico según los tránsitos planetarios que vivamos en un periodo determinado.

Esto que podría parecer una limitación para la astrología actual es, en verdad, lo que le ha permitido dar un giro de ciento ochenta grados para dejar de mirar hacia el mundo externo y enfocarse en la interioridad. Es como si, al fin, hubiera comenzado a ser aquello para lo que estuvo preparándose durante los milenios precedentes: la herramienta más concreta y profunda que existe para conocernos a nosotros mismos.

La astrología, al volverse psicológica, ha perdido en capacidad de predecir hechos concretos pero se ha vuelto más rica en la interpretación. Actualmente, una misma carta puede tener muchas más vías de expresión que hace unos siglos, o incluso unas décadas.

Si estudiamos libros de astrología medieval, veremos que eran bastante maniqueístas. Estaba todo muy polarizado entre «bien» y «mal»: una cuadratura era siempre negativa, un trígono favorable, Saturno el maléfico, Júpiter el benéfico...

Hoy en día, con la mirada psicológica, vemos que existen maneras creativas de dar un sentido a las partes difíciles de nuestra carta o a los tránsitos del momento, que ya no estamos condenados por el destino colectivo y que tenemos más posibilidades de desarrollarnos individualmente. Sin ir más lejos, hace sólo cincuenta años que el hombre occidental se pudo empezar a liberar de sus obligaciones militares con su país y la mujer, gracias a la proliferación de métodos anticonceptivos, comenzó a elegir con mayor libertad cuál iba a ser su camino de realización personal.

LA ASTROLOGÍA PSICOLÓGICA

Hay un hecho clave para entender este giro hacia el mundo interno que hizo la astrología al volverse psicológica. Se trata del descubrimiento en 1931 de un cuerpo celeste tan importante como Plutón. Si lo pensamos en términos relativos a la antigüedad que tiene esta disciplina, podemos considerar que es un hecho muy reciente y que además demuestra que está viva, puesto que sigue incorporando elementos a medida que la psique humana evoluciona.

Astrológicamente hablando, Plutón remite a la toma de conciencia de nuestra propia sombra; a lo ineludible e inaplazable que resulta en estos tiempos el darnos cuenta de que todos tenemos, en mayor o menor medida, pulsiones destructivas dentro de nosotros. Analizando cartas astrales de personas cercanas e históricas, se hace evidente que la posición de este planeta en la carta nos habla de nuestra parte oscura. Es como si la inteligencia que todo lo crea, previendo el giro hacia lo psicológico que iba a dar nuestro mundo, nos hubiera revelado un nuevo planeta cuya función es precisamente esa: la de mirar hacia nuestro interior, más allá de lo aparente y, sobre todo, más allá de lo luminoso.

Para finalizar —retomando el tema de la imposibilidad de predecir la realidad exterior en esta creciente aceleración y complejidad en la que vivimos— cabe destacar que esto también nos permite, a los que tratamos de divulgar una astrología psicológica rigurosa y actual, distanciarnos de la pequeña astrología; aquella que se ha ocupado tan sólo de mirar hacia fuera durante tantos siglos y cuyas reminiscencias podemos ver todavía en los medios de comunicación.

BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA: