Soy Andrés Zuzunaga, fundador
Me pasé muchos años buscándole el sentido a la vida. Empecé por el mundo material estudiando Ciencias Económicas pero al terminar me di cuenta de que no era para mí. Trabajé diez años como programador en Barcelona y Nueva York; progresivamente fui realizando todos mis sueños personales y profesionales hasta el punto de que ya no sabía qué más inventarme.
Me sentía más vacío y perdido que nunca. Todo ello me llevó a una crisis de sentido, somatizada en ataques de ansiedad y, posteriormente, en una depresión que me hizo ver que la búsqueda material había terminado.
En ese momento empecé con el yoga, la meditación y toda clase de terapias emocionales, físicas y mentales. Me formé y ejercí como profesor de yoga durante cuatro años, hice la formación en terapia gestalt durante dos años más y empecé la carrera de psicología. Me sentía mejor y los síntomas físicos desaparecieron pero seguía sin encontrar mi lugar en el mundo.
Finalmente, un día me reencontré con la astrología. Después de una interpretación psicológica que recibí de mi carta astral y durante las semanas que siguieron se ordenó el trabajo de tantos años de terapia y llegó una comprensión profunda de mí mismo. A ese entendimiento le siguió una gran paz y aceptación.
En ese momento decidí dejarlo todo para dedicarme a profundizar durante años en la astrología psicológica a través de distintas escuelas y de las decenas de libros que me acompañaron.
Con el tiempo y la pasión empezaron a llegar los resultados y en 2012 conseguí llevar la astrología a la Universidad de Barcelona, a través del Máster en Desarrollo Personal y Liderazgo.
Fruto de todo lo que he aprendido a lo largo de mi vida acerca de la astrología, la filosofía, la ciencia y la psicología, en 2017 publiqué el libro Somos Cosmos a través de Cosmograma Ediciones.
Actualmente mi dedicación profesional sigue centrada en acompañar el crecimiento que está viviendo Cosmograma y, más allá de esto, en un plano más personal, la búsqueda interior ha ido llegando a su fin, dejándome en paz y aceptando la vida —y mis resistencias— tal cual son, momento a momento.