EL DESAFÍO DE RANDI

Extracto del libro «Somos Cosmos» de Andrés Zuzunaga.

En 1996, el ilusionista americano James Randi ofreció un millón de dólares a quien que pudiera evidenciar cualquier poder o suceso paranormal, sobrenatural u oculto bajo condiciones de observación controladas. Nadie ha superado las pruebas preliminares, que han sido acordadas previamente por ambas partes. En enero de 2007, Randi cambió las condiciones del desafío, y a partir de ese momento su fundación requiere dos condiciones para aceptar las propuestas que le llegan. Primeramente, el aspirante debe tener algún tipo de reconocimiento mediático (entrevista televisiva, mención en alguna publicación o haber publicado un libro propio) que ofrezca detalles de sus supuestas habilidades. Además, el candidato debe proporcionar al menos un documento firmado por un universitario que haya sido testigo de la demostración de los poderes del aspirante.

En Cosmograma cumplimos con ambas condiciones y nuestra idea es poder desafiarlo en los próximos meses. Hace años que estamos preparando un experimento y hemos llevado a cabo varias demostraciones públicas. Queremos mostrar que existe una relación directa —sincrónica y no causal— entre cualquier persona y la posición de los planetas en el momento de su nacimiento. Una demostración así, en un mundo más abierto de mente, podría bien valer un premio Nobel. Nadie ha podido probar tal cosa y no será fácil.

Randi estableció que ambas partes —él mismo y la parte que acepta el desafío— deben acordar previamente qué resultados de la prueba constituyen un éxito y cuáles un fracaso. El ilusionista afirma que la parte más difícil del proceso es conseguir que los aspirantes definan con precisión qué pueden hacer que sea paranormal, ya que la ambigüedad y la indeterminación son un recurso primordial de los charlatanes a la hora de declarar cualquiera de sus intentos como un éxito. No obstante, en una entrevista en la revista Fate (octubre de 1981), llegó a reconocer que «siempre tendría una escapatoria» para no tener que entregar el premio.

Analizando los casos presentados los últimos años a la fundación, vemos que sólo han dejado pasar el filtro previo a verdaderos charlatanes para poder mofarse de ellos posteriormente, impidiendo a personas con desafíos más serios presentarse, imponiendo cláusulas adhoc, caprichosas, abusivas y, curiosamente, muy poco científicas algunas de ellas. Decía Karl Popper, uno de los mayores filósofos y padres de la ciencia moderna, que «la verdadera ignorancia no es la ausencia de conocimientos, sino el hecho de negarse a adquirirlos». Veremos si realmente están abiertos a las pruebas que aportaremos.

Nuestra afirmación es que, si nos proporcionan la carta natal verdadera de una persona que no conozcamos junto con otra carta inventada con cinco meses de diferencia respecto a su fecha de nacimiento, seremos capaces de discriminar cuál de las dos es la verdadera tras 10 minutos de entrevista. En el diálogo con la persona se le podrá preguntar por cuestiones psicológicas y hechos relevantes de su vida. No tendrá sentido sospechar que hayamos investigado previamente las vidas de los participantes ya que —además de no conocer a las personas hasta el día de la prueba— podremos preguntarles directa y abiertamente por cuestiones relacionadas con su vida personal y profesional.

Con esta información, para nosotros, es relativamente sencillo ver con cuál de las dos cartas se ha podido dar, con mayor probabilidad, la vida de esa persona. Para que no haya ningún sesgo, los participantes no podrán saber que acuden a un experimento astrológico ni conocer su carta natal más allá de su signo solar. Llevamos varios años realizando y perfeccionando este experimento con un promedio de acierto cercano al 80%. Si realmente la posición de los planetas en el momento de nacer no tuvieran nada que ver con nuestra vida, la probabilidad de acierto alcanzada estaría alrededor del 50%. Conseguir repetir el experimento con cincuenta personas y acertar el 80% de los casos sólo se daría por azar una vez entre 109890 casos.



Como decíamos, la fundación hará todo lo posible para no tener que otorgar el premio y, debido a sus reticencias, podrían llegar a pedirnos un porcentaje de éxito todavía más alto y cercano al 100%, pero nosotros consideramos que, siendo casi cero la probabilidad de que un éxito del 80% fuera debido al azar, aumentarlo al 100% no sería relevante en cuanto a la significación estadística del experimento. Lo cierto es que de momento siguen sin responder a nuestro último mensaje y puede que no lo lleguen a hacer nunca ya que parece ser que sólo admiten solicitudes de personas realmente poco serias a las que acaban ridiculizando públicamente.

En todo caso, como lo que menos nos importa es el dinero del premio, si no nos responden o no llegamos a un acuerdo en las condiciones del desafío, buscaremos una institución académica de prestigio en España para poder replicarlo, publicaremos el resultado del experimento junto con el diseño experimental de más de 50 páginas en una revista seria y lo presentaremos en una televisión pública bajo la auditoría de un notario. Con eso bastará.

«La verdad es como un león; tú no tienes que defenderla.
Déjala suelta y se defenderá a sí misma».
- San Agustín